Al año siguiente, en enero de 1892, Ramon Casas es de nuevo en París acompañado de Santiago Rusiñol. Años más tarde vuelve a estar, entre febrero y marzo de 1899 pero esta vez acompañado por su pareja Emilia y con Josefa Ribot. Vuelve a coincidir en mayo del mismo año con Rusiñol que ha ido para seguir un tratamiento que lo desenganche de la morfina. En aquellos momentos Casas se relaciona con un círculo cultural formado por el crítico de arte Pere Coll, el músico Isaac Albéniz y los pintores Maurice Lobre y Josep Maria Sert. Uno de los trabajos que hace en estos momentos es un cartel con la finalidad de difundir el Salon Art Nouveau propiedad de M. Bing.
Otra de las estancias remarcables de Ramon Casas en París se produce en 1900, pasará ocho meses entre marzo y octubre, fijando su residencia de nuevo en el conocido barrio de Montmartre. Esta temporada larga coincide con la celebración de la Exposición Universal de París de 1900, la quinta que se realizaba en la capital francesa. Para poner en contexto los antecedentes de este tipo de muestra, hay que indicar que la primera Exposición Universal se produjo en Londres el año 1851 donde Gran Bretaña demostraba supremacía a nivel industrial y técnico. A partir de entonces se fueron celebrando paulatinamente a lo largo de los años y del espacio en otras ciudades que adaptaron rápidamente la fórmula expositiva: París (1855, 1867, 1878 i 1889), Londres (1862), Viena (1873), Filadelfia (1876), Sídney (1879), Melbourne (1880), Ámsterdam (1883), Amberes (1885), Barcelona (1888) y Chicago (1894). En la edición de París 1900, en una superficie de más de cien hectáreas estaban representados todos los campos del conocimiento y de sus aplicaciones prácticas: la educación, el arte y sus oficios, la mecánica, la agricultura, la horticultura, las industrias relacionadas con la decoración, etc. Además de los diferentes pabellones de los países representados, ocupaban el espacio el palacio de la electricidad y el palacio de la vidriería, entre otros más.
Numerosos periódicos y revistas internacionales se hacían eco del acontecimiento y diversos artistas y arquitectos catalanes visitaron la Exposición Universal de París de 1900, como ejemplo podemos citar a Isidre Nonell o Pablo Picasso, y evidentemente Ramon Casas que presentó dos óleos, Portrait de Mlle. E.C. y Retrato de Erik Satie. Una fuente valiosa de las impresiones que suscitaron en Casas la citada exposición nos las da el mismo artista, un hecho no muy común por lo poco que le gustaba escribir. Nos referimos a la carta de veinticuatro páginas que envió a Miquel Utrillo y que éste publicó por partes en la revista Pèl & Ploma, que ambos dirigían, en los números 55, 56 y 57 correspondientes al 1 de julio, al 15 de julio y al 1 de agosto de 1900. En este texto le explica con confianza a su amigo que le ha parecido la exposición con sus gustos marcados per un criterio personal: “Et vaig prometre dir-te alguna cosa dels quadres de l’Exposició; doncs bé! avui hi he anat i, procurant mirar-me’ls de correguda, han tocat les 6 i tot just era a la meitat! Ara et diré el que he vist i ja aniré continuant”. [“Te prometí decirte alguna cosa de los cuadros de la Exposición; ¡pues bien! hoy he ido y, procurando mirármelos de seguido, ¡han tocado las 6 y justo era en la mitad! Ahora te diré lo que he visto y ya iré continuando”].
La exposición era un escaparate de lo que se hacía en el extranjero y Casas valora las temáticas, pone atención a los colores y en definitiva expresa sus preferencias artísticas. Comentó los cuadros de la exposición con las diferentes secciones de los países representados por este orden: Japón, Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, España –de la que destaca a Joaquim Sorolla−, Italia, Austria, Hungría y Portugal. También reseña los premios de las medallas de honor, de oro o primeras, la exposición consagrada a Rodin y el pabellón de Bing, creador de la tienda Art Nouveau. Hablará también de los tipos de público que asisten, la novedad de la plataforma móvil que se instaló y que permitía recorrer prácticamente todo el recinto de la exposición, además de los profesionales de diferentes campos y oficios que estudien la exposición. Para más información, envía a Utrillo los catálogos oficiales.
De la misma manera que en Pèl & Ploma se publicó la carta que Casas envió a Utrillo sobre sus comentarios de la Exposición Universal de París de 1900, también se reprodujeron en la revista toda una serie de ilustraciones de Casas, al carboncillo o con tintas de colores. Predomina la representación de mujeres, que desde un punto de vista historiográfico ha sido trabajado por Erika Bornay, Francesc Fontbona, Mercedes Palau-Ribes y Núria Aragonès. La diversidad de óleos sobre esta temática se convirtió en obras de categoría de Casas. La estancia parisina había dado sus frutos, de vuelta a Barcelona se lleva carpetas llenas de dibujos, acuarelas en pequeño formato, de todo aquello que aprendió, vivió y vio en París. Son ejemplos Eco de las fiestas de Tolón, Figura femenina en rojo o Busto de dama, todas ellas de 1900.
El canon de belleza está definido, son mujeres jóvenes, esbeltas, elegantes, sofisticadas, y llevan vestidos y complementos de la última moda de París. En definitiva estamos hablando del icono de la parisina, paradigma del buen gusto y la modernidad personificada. Otros artistas del momento representaron este modelo de mujer, pero en el caso catalán Ramon Casas destaca. Podemos extraer unos rasgos comunes en la obra de Casas, son mujeres que bien salen sin ninguna decoración escénica, se incluyen entre el contexto urbano de las calles de la ciudad, en paisajes que podemos identificar de la Exposición Universal de París de 1900 –como La plataforma movible (1900)– en que las figuras femeninas son como un mecanismo para mostrar la modernidad de la ciudad en constante transformación. También podemos encontrarlas en interiores, lo que denota un carácter más íntimo. Sea como sea son ambientes típicamente parisinos que nos transportan a aquella época. En algunas ocasiones nos podemos encontrar que el mobiliario acompaña a las figuras como en Molinera de la Galette (1900), La parisina (1900) o el dibujo reproducido en la portada de Pèl & Ploma (5 de mayo de 1900, núms. 48-49) en que las mujeres están sentadas en una silla o un banco.
Para conseguir la representación de la mujer parisina, Casas tuvo unas modelos francesas que encajaban perfectamente con este icono femenino. El hecho de poderlas identificar nos aleja del anonimato ya que la intención no era hacer retratos sino representaciones de este ideal femenino parisino. Una de las más representadas fue Madeleine de Boisguillaume que comenzó haciendo de modelo para Toulouse-Lautrec, Alphonse Mucha y otros pintores del momento instalados en Montmartre. Es la mujer que aparece representada en las obras de Casas, Concurriendo al Moulin de la Galette (c. 1891) i Au Moulin de la Galette, también conocida como La Madeleine (1892), y considerada como una de sus mejores obras. Otra modelo era Clotilde Pignel que Casas y Rusiñol conocieron al poco de establecerse en Montmartre porque pertenecía a la familia de propietarios del establecimiento de pintura Pignel Dupont en el cual compraban el material. Ella es la mujer que aparece en La grasse matinée (1900), La parisenca (1900), Mlle. Clo-Clo en la portada de Pèl & Ploma (1 de junio de 1900, núm. 53) o en el óleo que decora la pared de detrás del retrato de Pere Romeu (c. 1900). También hemos de añadir entre estas modelos a Stéphanie Nantas que formaba parte del círculo de amistades del músico Erik Satie al cual Casas retrató. Santiago Rusiñol las tuvo a las tres también como modelos y con Clotilde Pignel mantuvo una relación sentimental.
Posteriormente al 1900, Casas continuará visitando París pero en viajes más cortos. En 1906 allí planteó el anuncio para la Enciclopedia Espasa. Ramon Casas acompañado de su pareja Júlia Peraire, con quién había iniciado una relación sentimental en 1906, viajan a la ciudad del Sena a finales de mayo de 1910. Así mismo realizará una estancia de cinco meses entre noviembre de 1911 y marzo de 1912, donde coincidirá con Josep Maria Sert. Otro tipo de vinculación con Francia será el del reconocimiento como miembro de la Legión de Honor francesa. Esta conmemoración de agradecimiento le será entregada con motivo de la exposición de arte francés de 1917 celebrada en Barcelona. Fue una muestra con iniciativa de artistas catalanes, entre los cuales se encontraban además de Casas, Santiago Rusiñol, Joaquim Mir, Hermen Anglada-Camarasa o Ricard Canals. La petición se hizo al Ayuntamiento de Barcelona en solidaridad a Francia que se encontraba inmersa en la Primera Guerra Mundial y no podía celebrar la exposición. En diciembre del mismo año, Casas viajó a París con la intención de visitar el frente y agradecer la condecoración que Francia le había otorgado el año anterior.
Fàtima López