En 1913, nada más instalarse en su nueva vivienda de Sant Gervasi, Ramon Casas hizo levantar junto a ella un taller con garaje al que se accedía a través de una estrecha puerta disimulada por un desnudo al carboncillo de Júlia, que estaba realizado sobre tela y montado en un bastidor, actualmente en paradero desconocido. Se conservan en el Arxiu Mas varias fotos del estudio, dos con Júlia posando de cuerpo entero, y otras dos en las que aparecen también Ramon Casas, que la dibuja, Flora Peraire, y los fotógrafos Adolf Mas y Pelai Mas, padre e hijo, que aparecen alternativamente uno en cada toma. De 1914-1915 se conocen tres dibujos de Júlia en busto de colecciones particulares, y otro de medio cuerpo marcado con estamplilla, en el que luce un gran gorro repleto de flores —probablemente estudio para un retrato al óleo muy similar en el que Júlia lleva una alianza—. También de ese momento es el cartel para la Copa Tibidabo organizada por el Real Automovil-Club de Cataluña (MNAC), y un dibujo de Júlia con mantilla negra que fue portada del suplemento mensual Feminal, que editaba la revista Ilustració Catalana. Varias de estas obras fueron expuestas en enero de 1915 en una muestra colectiva en la Sala Parés junto a obras Rusiñol y Clarasó, conmemorando el 25 aniversario de la primera exposición conjunta de los inseparables amigos. En ella se alternaron los óleos y dibujos de Júlia con los de otra modelo de tipo andaluz con los ojos oscuros, que había empezado a posar para Casas hacia 1912.
A finales de 1919 Júlia cae enferma, por lo que Casas decide alquilar una casita en Caldetas para que se recupere. En este mismo lugar se había refugiado Casas en 1886, con apenas veinte años, para curarse de un brote de tuberculosis con la ayuda de su primo el doctor Miquel Carbó. El pintor logró recuperarse favorablemente, y según testimonio de Pompeu Gener, “de jovencito elegante y delicado, volvióse un joven robusto de espesa barba, anchos hombros y color sano.” (La Mundial, II/1912). En cuanto a Júlia, es de suponer que resolvió asimismo sus problemas de salud en la población costera.
A principios de la década de 1920 se producen dos nuevos acontecimientos importantes para la vida del pintor, la ruptura de su amistad con Utrillo, derivada de la ruptura de este con Deering, y la muerte de su hermana mayor, Montserrat Casas, el 18 de marzo de 1922. Pocos meses después, el 28 de septiembre contraen matrimonio Casas y Júlia en la Iglesia de la Bonanova en Sant Gervasi, actuando como padrinos Miquel Carbó y Jaume Serra —marido de Lluciana Peraire, hermana de Júlia—, y como testigos Enric de Fuentes y Enric Clarasó. Júlia tenía 34 años en ese momento, y aunque no se conoce la razón que impulsó a la pareja a sellar su unión, lo cierto es que ese mismo año Casas dibuja el cartel La tuberculosi amenaça la vida y la riquesa de Catalunya, en el que Júlia representa una madre que abraza a sus hijas. El matrimonio, sin embargo, no tuvo descendencia. También de esa época se han conservado diversos retratos de Júlia en carboncillo: dos en los que se envuelve en una piel de zorro (ambos en colección particular), y otro acuarelado con el pelo suelto y vestido holgado (MNAC), de ejecución fácil y brillante, que muestra a una Júlia más madura, pero con la misma intensa mirada caída de sus primeros retratos.
En 1923 Casas viaja a EEUU para visitar a su amigo Deering, y al año siguiente vuelve a hacerlo, esta vez acompañado por su esposa. Partieron de Barcelona a finales de febrero de 1924 y después de una travesía accidentada llegaron a La Habana, para pasar desde allí a Kay West, en Florida, el 21 de marzo. Los formularios de inmigración del barco SS Governor Cobb proporcionan algunos datos interesantes sobre la pareja, como son sus alturas: Casas medía 1 m. 76 cm., y Júlia 1 m. 67 cm.; su color de pelo y ojos: negro y marrón en ambos casos —este detalle podría servir para descartar algunas modelos de ojos azules que se han identificado como Júlia—; y su color de piel: oscuro en el caso de Casas y claro en el de Júlia. Después de residir durante un mes en la casa de verano de los Deering en Cutler, Florida, la pareja se trasladó a Chicago y Boston, donde Casas continuó haciendo retratos al carboncillo de los amigos y conocidos del americano por 200 dólares la pieza, “aixó es una vinya!!!” llega exclamar Casas en una carta a Clarasó, aunque poco después desde Chicago, donde primaba la ley seca, cambia de opinión para confesarle que ya piensa “am las vinyas de Catalunya, que si be no donan dollars com aquí, donan vi i jo no comprenc una cosa sense l’altra”. La última ciudad que visitaron fue Nueva York, y desde allí el matrimonio regresó a Barcelona vía Plymouth y París a finales de junio. Justo antes de este viaje a EEUU, Casas había expuesto en la Sala Parés, junto a sus inseparables Rusiñol y Clarasó, una nueva tipología de obras, que traslucen su interés por seguir presentando novedades en cada exposición. En este caso fueron interiores en los que Júlia aparece en actitudes cotidianas. Son las últimas pinturas en las que aparece su esposa, sin que se conozcan dibujos o estudios preparatorios que se correspondan a esta época.
Emiliano Cano