A nivel local, uno de los hechos que marca la historia de la ciudad de Barcelona es, como se ha dicho, la demolición de las murallas y su apertura a los pueblos del Pla [Llano] a partir de mediados del siglo xix. Barcelona necesitaba crecer para ganar en higiene y salubridad porque era necesario salir de una ciudad con un alto índice de densidad de población, hecho que estaba relacionado y conducía a enfermedades y una alta mortalidad. El proyecto del Eixample [Ensanche] de Barcelona de Ildefons Cerdà se aprueba en 1860 no falto de polémica. Así la ciudad crece de forma acelerada hasta introducirse en los términos municipales vecinos. A partir de ese momento se desarrolla una ofensiva de Barcelona para apoderarse de los pueblos con los que limitaba y que también aprovechaban la trama del Eixample para desarrollarse.
Procesión de la Buena Muerte. Óleo sobre tela, c. 1901.
La pintura representa la Procesión de la Buena Muerte, en la que Ramon Casas nos muestra la comitiva que trae al Santo Cristo crucificado por una estrecha calle de Barcelona.
En este contexto, Barcelona construye en 1883 el nuevo cementerio de Montjuïc dentro de su término municipal, donde hoy descansan los restos del pintor Ramon Casas y su familia. En el pueblo de Sant Martí de Provençals se inicia en 1882 la construcción del Temple Expiatori de la Sagrada Família, a tan solo 80 metros de la casa donde en el año 1888 nació Júlia Peraire Ricarte, esposa de Casas. La Il·lustre Administració de l’Hospital de la Santa Creu también desea salir de la Barcelona intramuros y en 1885 se inicia en el pueblo de Sant Andreu de Palomar la construcción de su manicomio, actual sede del distrito de Nou Barris y considerado durante décadas el edificio más grande de la ciudad de Barcelona. La nueva leprosería del hospital se instalará en el pueblo de Sant Joan d’Horta y el nuevo hospital construido gracias al legado de Pau Gil Serra se construirá a partir de 1902 en terrenos del que fue pueblo de Sant Martí de Provençals. Cabe recordar que Ramon Casas sentía una estima a esta institución hospitalaria tal y como refleja su último testamento en que dice:
«Lego al Hospital de Santa Cruz y de San Pablo, de esta ciudad veinte mil pesetas para sostener en dicho benéfico establecimiento una cama para enfermos; cuya cantidad será entregada por mi heredera o herederos después de ocurrida mi muerte y la de mi esposa doña Julia Peraire. Si esta cantidad no bastare para el objeto indicado será aumentada en la parte necesaria».
En 1859 se casan Ramon Casas Gatell y Elisa Carbó Ferrer, padres del pintor. La pareja compra dos antiguas casas de la calle Nou de Sant Francesc y las reforma para unificarlas en una nueva vivienda señorial con número 11-13 que se convierte en el lugar de nacimiento de sus tres hijos: Montserrat, Ramon y Elisa Casas Carbó. En 1892, una vez los Casas-Carbó ya tienen casadas a las dos hijas, deciden comprar una parte de la antigua fábrica de cotillas de los hermanos Ferrer Vidal, lugar donde después de su derribo construyen su nuevo hogar. Éste está situado en la villa de Gràcia, concretamente en el número 6 del paseo de Gràcia, muy cerca de la calle de Provença, que es el límite con Barcelona. De esta forma los Casas abandonan la Ciudad Condal para instalarse en la vecina villa de Gràcia, donde el padre del pintor muere el 21 de febrero de 1897.
Dos meses después, el 20 de abril de 1897 se produce la agregación a Barcelona de los cuatro pueblos que limitaban con Barcelona, que son Sant Martí de Provençals, Gràcia, Les Corts de Sarrià y Santa Maria de Sants más dos que a pesar de situarse lejos de la capital también fueron incorporados que son Sant Gervasi de Cassoles (a 800 metros de Barcelona) y Sant Andreu de Palomar (a más de 2 kilómetros de Barcelona). En un solo día la ciudad de Barcelona pasaba a quintuplicar su superficie y casi duplicar su población.
Salida de la procesión del Corpus. Óleo sobre tela, c. 1896-1898.
Un ejemplo de cómo Casas trata los ambients de multitudes. La escena muestra a las niñas vestidas de blanco saliendo de la iglesia de Santa Maria del Mar, después de recibir la primera comunión.
Esta agregación fue interpretada por los antiguos pueblos como una desgracia, ya que sus habitantes pasaban a pagar más impuestos y, además, se perdía la autonomía en te- mas tan importantes como el urbanismo y el comercio. Es necesario mencionar además la nostalgia que significaba el cambio de nombre de la mayoría de las calles debido a que quedaron repetidos. Barcelona de forma predominante siempre mantenía sus nombres en detrimento de unos topónimos arraigados, y algunos con siglos de historia de unos pueblos que perdían su antiguo reconocimiento.
En muchos casos, la numeración de las calles también se ve afectada. La misma residencia del pintor del paseo de Gràcia número 6 se transforma años después en el número 96. Este hecho se observa fácilmente en la revista Pèl & Ploma (edición catalana), donde hasta el número editado el 21 de abril de 1900 la dirección de la administración no pasa a ser el número 96. En la edición castellana de la misma revista se aplica el cambio el 15 de junio siguiente.
Portada de La Ilustración Española y Americana, 8 de junio de 1888.
Una vista del acontecimiento, con la caracteristica pérgola, fue portada de La Ilustración Española y Americana.
Jordi Sánchez i Ruiz